lunes, 23 de noviembre de 2015


SUPERANDO RETOS

Ayer volvimos al colegio. Aarón iba muy contento y ni siquiera parecía afectarle la tremenda helada que cayó ayer en León. Íbamos charlando, como siempre, sobre sus intereses (una obra, un camión, el ruido de una radial, la gente que nos topamos por el camino...).
Pero al llegar cerca del colegio, cambió su actitud. Yo me temía lo peor. Comenzó con su retahíla de quejas:
-Me duele mucho la barriga, quiero ir al baño.
Le digo que ya llegamos.
-Me duele la garganta (dice con una tos fingida).
Ahora mismo bebes un poco de agua.
-Llama a Paco (el psiquiatra de Dual) que me de un jarabe.
-Me duele mucho la barriga, dame una manzanilla.
Le digo que vale, que ahora mismo se la pedimos a la enfermera del cole y pareció quedar conforme.
Por fin llegamos y tengo que agradecer al personal del colegio por su trato impecable cuando llegamos. La enfermera, nada más vernos, se hizo cargo de la situación y se dispuso a prepararle una manzanilla. Llegó la orientadora y el ATE y comprendieron enseguida la situación. Le expliqué que sospechaba que solo son miedos y llamadas de atención. Me fui tranquila, confiada de que se queda en buenas manos.
He descubierto que todo es debido a sus miedos. Es un cambio brutal para él tras un año en un ambiente hospitalario, ahora es un colegio, lleno de niños que chillan, alborotan, llaman la atención... como él.
Creo que aún tiene que asimilar que en el colegio no es "El Niño", sino uno más. Aún tiene que aceptar todos estos cambios.
Cuando fui a recogerle dos horas más tarde, me alegré mucho de saber que todo había ido muy bien. Hizo deporte, y aunque le cuesta volver a entrar al aula, va aceptando.
Volvimos hacia el hospital mientras le iba felicitando por lo bien que se había portado en el cole, le dije que mañana volvemos y que seguro que se lo pasará genial.
Tenemos que ir muy poquito a poco. Todos queremos que esto funcione. Tendremos que dedicar a su adaptación todo el tiempo que sea necesario para que salga bien.
Mi chico es un campeón y se esfuerza muchísimo para adaptarse a este mundo, que no comprende sus necesidades y no ha sabido aceptarle con sus diferencias.
Pretendían excluir a mi hijo del sistema. Pretendían que ya no tuviera posibilidades de estar con sus iguales, aprendiendo, cada uno en medida a sus capacidades. 
Pero les estamos demostrando a todos que se puede. Que cuando se hacen bien las cosas, se puede conseguir la reinserción de mi hijo en el colegio, y pronto de nuevo a casa.
Mientras tanto, vamos a ir viviendo el día a día. 
Cada día, es un avance. 
Irán creciendo los retos pero mi campeón los irá superando uno a uno. 
Y yo a su lado, como siempre.

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